POR QUÉ Iberoamérica NECESITA un congreso

Cuando hablamos de educación, de salud, de trabajo, de integración y de calidad de vida de las personas con discapacidad en América Latina y la pensamos como una realidad homogénea, cometemos el mismo error que cuando pensamos que todas las personas con discapacidad o todas las que presentan una misma patología, son iguales

Como nuestros hijos, Iberoamérica es un conjunto de realidades muy distintas.

Mientras en algunos pocos de nuestros países estamos viendo cómo incluir a niños con síndrome de Down a la escuela común, hay otros en los que ni siquiera hay escuelas especiales estatales para ellos. Mientras tratamos de abrir las puertas de los talleres protegidos para que los jóvenes y adultos tengan experiencias de empleo con apoyos en el mercado laboral, hay países en los que ni siquiera hay talleres. Mientras en algunos lugares discutimos sobre un abordaje más psicológico o más conductista de estimulación temprana, en otros ni siquiera hay servicios para brindar lo básico.

Hay ámbitos en los que pensar en la vida autónoma e independiente es aún una utopía, en los que nuestros hijos siguen siendo «niños para siempre» o que sólo juegan a ser adultos.

En España, por su parte y aún con desafíos, el problema se centra en cuáles son las mejores alternativas para mejorar y extender estas estrategias y este abordaje que lleve a la mayor cantidad posible de personas con síndrome de Down a gozar del vivir una vida autónoma, independiente, incluida plenamente a la sociedad y constructoras de su propio destino.

Es común encontrarnos con la frase que nos dice que las crisis son fuente de oportunidades. Pero es una gran verdad.

Si bien las necesidades de nuestros continentes son muchas, los abordajes que se brindan a las personas con discapacidad intelectual pueden ser ciertamente una fuente de mejoras para un colectivo mucho más amplio. ¿O acaso aprender a enseñar a un niño con discapacidad no puede servir para hacerlo con otro de una población rural apartada, o de una situación social comprometida, o que requiera un salto cultural?.

La comunidad del idioma, de una identidad cultural y los entrañables lazos que unen a Latinoamérica con España nos convencen de que se podrá aprovechar como nunca la experiencia de sus especialistas y profesionales, de sus políticas públicas y de la acción de sus organizaciones de la sociedad civil.

Es una oportunidad única para que entre todos construyamos puentes que unan esas experiencias con la acción de todos quienes estamos comprometidos en construir un presente y un futuro mejor para nuestros hijos.

No hay tiempo que perder. Nuestros hijos crecen y las oportunidades pasan sin ser aprovechadas. No podemos dejar a las futuras generaciones, a los bebés de hoy y a los que nacen todos los días ni a sus padres, la tarea que nos toca hacer a nosotros aquí y ahora.

Por esta razón es que desde ambos lados del Océano los convocamos a que nos reunamos en Buenos Aires en mayo de 2007 y nos aventuremos a que el futuro comience hoy.