Las autoridades sanitarias de Reino Unido han decidido recientemente incluir a la población mayor de 18 años con síndrome de Down en la lista de grupos extremadamente vulnerables ante la COVID-19, lo que conlleva recomendar su confinamiento total. Aunque se trata de una recomendación, esta decisión afectará irremediablemente a la salud física y mental de las personas con síndrome de Down, así como a su situación ocupacional, personal, y a la de su entorno socio-familiar.

Desde FIADOWN y T21RS COVID-19, consideramos que esta decisión no tiene en cuenta los datos recabados por en el estudio internacional impulsado por la Trisomy 21 Research Society (T21RS) en el que colaboran multitud de instituciones e investigadores de diferentes países. Es el estudio más extenso y completo de este tipo, en el que se han recogido más de 1000 casos de personas con síndrome de Down de todo el mundo que habían contraído la enfermedad COVID-19 entre abril y octubre de 2020. Los casos fueron reportados por familias y por profesionales clínicos, recogiéndose así toda la información disponible sobre las condiciones de vida de las personas, posibles enfermedades preexistentes y curso de la enfermedad.

Los resultados del estudio indican que las personas con síndrome de Down son un grupo muy heterogéneo ante la COVID-19, cuyos factores de riesgo de resultados más graves (hospitalización y fallecimiento) son similares a los de la población general. Entre ellos encontramos la edad, la diabetes, la obesidad o el sexo masculino, además de enfermedades cardiacas congénitas como factor de riesgo de hospitalización en personas con síndrome de Down. Sin embargo, es fundamental señalar que, mientras que en la población general el riesgo de resultados desfavorables ante la COVID-19 aumenta alrededor de los 60 años, en las personas con síndrome de Down se acentúa después de los 40 años.

Por tanto, en base a los resultados de este estudio internacional, no podemos considerar a las personas con síndrome de Down menores de 40 años como grupo extremadamente vulnerable por el hecho de tener síndrome de Down, excepto si padecen patologías previas de riesgo que les incluyan dentro de los grupos vulnerables, como obesidad, epilepsia o demencia. Con los datos de los que disponemos, no consideramos suficientemente fundamentado el confinamiento generalizado de toda la población mayor de 18 años con síndrome de Down, y hacemos énfasis en las probables consecuencias relevantes de esta medida en su salud mental y física. Es necesario equilibrar el riesgo con las posibles consecuencias negativas del confinamiento en su salud mental y física.

De igual manera que ocurre con las orientaciones hacia la población general, es fundamental hacer hincapié en la necesidad de adoptar las precauciones necesarias para reducir la propagación de la infección, como lavarse las manos frecuente y minuciosamente, el distanciamiento social, el uso de mascarilla y la garantía de que las vacunaciones y los controles sanitarios estén al día.

-Estudio internacional sobre el impacto de la COVID-19 en personas con síndrome de Down, disponible haciendo click aquí.

-Estudio de COVID-19 y síndrome de Down, del 24 de julio de 2020, disponible haciendo click aquí.